Las enfermedades renales afectan a los riñones y a su correcto funcionamiento (estos órganos, como la mayoría ya sabréis, se encargan de, entre otras funciones, filtrar el exceso de agua y las toxinas y, de este modo, depurar la sangre). Prevenir dichas enfermedades y conseguir controlarlas si aparecen son los principales objetivos de los profesionales de la salud y expertos urólogos. Una visita a tiempo a tu médico, unas normas básicas de salud y ser conscientes de que a determinadas edades conviene hacer revisiones ayudará a prevenir algunas enfermedades renales y a tratarlas a tiempo antes de que se conviertan en crónicas o deriven en otro problema más grave.
Un cierto número de las enfermedades renales que padecemos son inevitables, por lo que es posible que aunque nos cuidemos y sigamos todas las recomendaciones de salud y médicas, podamos sufrirlas. Tal es el caso de las enfermedades renales crónicas hereditarias, como la enfermedad renal poliquística, o las provocadas tras infecciones bacterianas o virales de garganta, de la piel o de las válvulas cardíacas. En estos últimos casos, el problema renal no lo provoca la infección, sino los anticuerpos respondiendo a la misma.
Sin embargo, muchos de los problemas asociados a las enfermedades renales pueden prevenirse en cierta medida si adoptamos algunos buenos hábitos y un seguimiento médico en determinados aspectos de nuestra salud, como el control de la tensión arterial y la concentración de azúcar en la sangre, fundamental en el caso de la diabetes. Así, por ejemplo, reducir el consumo de proteínas, controlar el peso y mantenerse activo puede ayudar a evitar una insuficiencia renal crónica.
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